lunes, 14 de noviembre de 2011

7 El vaho: Matices y vaguedades

                 
                       II


El arriba y el abajo: Las lágrimas







Segunda Aproximación





7

El vaho

Matices y vaguedades





1        Aquí buscándote,
como si reducido a seguir ya sea la calma
o la borrasca:
ayer revisaba el tiempo,
una cara seráfica prometió indicios,
compartiendo un rumano en la Fuente Alemana
pero no te conocía. Ni sus amigos.
¿Por qué esa sonrisa subiendo desde la tierra?
Inexplicable.

2        Te sigue. En antesalas.
Pide audiencias. En Londres
a la Tate durante el tiempo que Cezanne estuvo.
¿Qué ocurrió? Insiste.
Porque si no te buscara, hoy no rechinaría la torpeza,
ni el pillama en préstamo tomado serviría
la carrera que pierden, siempre pierden
lo rancio de ese rastro, lo oscuro en la claridad
la llegada segundos
el repecho contra el cielo: como neblina todo lo opacas.

3        Velo quietamente airado surges de la tierra húmeda,
cómo te difundes
¿dónde él estaría? ¿dónde el desconcierto? ¿en qué parque?
¡Ay, Alejandra, si hubiera sido tu padre te hubiera llevado
a la cama!
Porque en Lo Curro no pudieron, no supieron concretar
el pacto, el llamado de la dicha.
Esas espirales desprendidas en ascenso, en embrujo.
Los platos disponibles y hasta un poco más
Tal vez en la Torre. No perder tu rastro
aunque no existente la esperanza. Ni tiempo.
A pesar de ese velo que llevas, esas llamas
Y el desaliento tan arduo. Tan como si supieras
la falsedad de los hechos. Tan como si ya hubiera sido condenado.
¿Por qué no te re-conoce?
Esas densas volutas emergiendo.
Como si ya el final hubiera llegado.

4        Detenido frente a tu cansancio
enfrente de una cruz
desolado sube las espirales.
enfrente de una plaza
Avanza al segundo piso: la sala conferencia.
Emerges, cambias, engañas, transparentas,
¿modificas?
Alada hija de la tierra tu danza atrae el viento del norte.
La repetición perfecciona la puesta en escena.
Enfrente de un farol. Enfrentado a un designio.
Si ya fueras.
Su canto que no aparece. La niebla que persiste.
Tu alabanza oscurece la ladera y la enciende.
Arrasan las huellas, esas marcas de la vida.
Ya no podrás detener el ascenso. La huída. El subterfugio.

5        Hija de la neblina
cuando el intento aparece y seguir los surcos
es la consigna
tu danza, o continuar el clavo de olor
o embrujar tu bebida
no podrán a tu rastro contener, ni distanciar.
Ni el exorcismo afirma la esoteria.
No podrán desaparecer tu prestancia.
Tu estado de 6 meses.
Vas a mitines.
Doloridas barricadas. Gritas de sudor.
Indaga los comités de huelga.
Preparas comida Cáritas, brindas con gerentes
En la búsqueda tu huella persiste.
Cuando el desconcierto: hay que reiterar lo imposible.
Esa parte de la vida hecha de casuales.

6        Ya no podrías detener los avances.
Te desposan, oh translúcida,
vas danzando
las arenas negras / la Punta de Lobos
el destiempo parece hurgar tus entrañas
no podrán asumir que no emerges como presente
como esa cruz de palo reiterada en su vigencia
como esas librerías de viejo.
Allí estás, parte del futuro de presente que persiste su costumbre.

7        Ya no podrán detenerte.



No hay comentarios:

Publicar un comentario