lunes, 14 de noviembre de 2011

14 Diversiones: Mesuras fastidiosas en el tiempo espacio: Precisiones muy imprecisas

              IV


Otra vez la luz. Otra vez lo oscuro
Completo desorden             




Geografías

14

Diversiones

Mesuras fastidiosas en el tiempo espacio:
Precisiones muy imprecisas





Como si dejos quisieran imponer una luz
próxima al derrumbe, y desde muy adentro, advertir,
desde lo externo, allí, en el límite mismo
de lo cercano,
como, y venida, desde raíces maliciosas,
cuando ya no + la esperanza, o el olvido

De aquel ya en tinieblas, sus playas
torpes a más sombras y concurrencias
ni los escurridizos limañes murmuran acogidas,
porque el silencio es comparable a rocas dispersas,
porque en los crujientes huiros han quedado
marcados los sueños como nidos de silencios
o loros con alambre de púas:
amapolas sorprendidas, y cabizbajos, a título de escopeta
porque en la fogata cubierta por nubes temerosas
bajo el sinuoso camino del olvido o en los vientos
las ágatas obscuras
su olor de cascada ida, de redonda como la luna

Nada con el pecado

Y un enviado, a flor de espada y madretiempo / en la crisálida
las sombras hambrientas
la resultante de temores o ruegos unánimes
donde el límite lo seduzca

Cuando acogía polvoriento,
los barracones y boleros y miradas que guardian:
huidas arenas negras serán propicias
y acogerán en los descendientes
entre el ir de la cortaplumas pinchando
entre los dedos hastiados
entre esas ralas cálidas experiencias de metal y cansancio
sus gritos, para ti torpes y lacas en cenizas y el temple
y sus más profundas necedades amadas,
o muñecas robots sin corpiños ni decencias
más allá del estero y el buenos días
entre cerros, como el silencio,
la duda, las más huidizas carcajadas al centro:
el esplendor del espejo, las aladas y viciosas
visiones gélidas perpetuarán para siempre

Oh, mensajero, y trucos y clarines, oh sueños
la contusa muralla y su destiemple
esas multi condiciones obscuras del olvido
la certeza de lo futuro y escrito aquello tan incierto
porque nunca termina de pasar a pesar de las arenas

En el somnoliento camino a la duda la repartida,
la samaritana,
el aroma que enhebra de encajes
o en las algas tostadas de su risa, y las ciertas pecas
las cruces verdes esas lomas de palo,
la canción, los rulos, juntos navegando
el barco de concreto armado sin guía
los desatinos y tinieblas que indaga
más allá del espejo de plata, más allá de la bamba
sus tiempos de agua refleja en el resplandor,
en la tontería
en la espesura, abierto a visiones de futuro

El ángel de la serpiente, y como celajes
como certidumbres, como tachuelas romas,
permanece señalando o niegan
o ese anillo sabio que perpetra desazones

O cuando de un río a otro destino por entre platos
entre costalazos en la zarzamora
entre piedra pulida: aguas de estúpida sabiduría
sobre derrama su llamado, su dedo acusador,
y hasta la poza misteriosa de inquieto vaho
sucumbe en la blancura
y muestra muslos y redondeces y cortedades
bajo la quieta, esa densidad de flacura,
la flor de la pasión anuncia en el alto
juntos: tristezas cuajadas al pie del cerro maqui
esa corona de barro
esa estela de sauce conyugal
su inocencia de linterna prometida
de barajas con fiebre y trancos de mula
sus rondas y silencios se alarguen
y te harten para entonces

Ruido de los rayos, de sus cenizas,
y de verano lo más incierto en parvas cumbres
cuando todo parecía verdadero
una ausencia sin recuerdos ni nostalgias

Donde en las cancaguas, esos cálculos no hechos
se junten renovales o derrámanse sobre
cercos y fueron y renazcan de la Plaza Mayor
gritos olvidados como chilcas culpables
como llamados perdidos de atención
y se hiervan tus huesos en la visión deslumbrada
como si la escurridiza aún espera
aún permanecieran sus derivadas
deseos debajo esas coordenadas / esas faldas
esos cúgenes ensimismados
esos nunca bien raídos momentos en el tiempo

El arco iris ciego a los deseos, y como pavo real renuente,
y transformado en la ansiedad del secreto
en la costumbre de lo caótico
donde no pueda la práctica repetir aunque la llamen

Que allí entre surcos, donde la antracita
plegarias elevan hacia el continuo
entre promete y rechazo / o de la tristeza abierta
a la hulla impávida
esos piques, esos piques esos juegos oscuros
esos copihues derramados / esos “la más cauta certidumbre”
techos de cielo abrirán otra vez sus lunas
sus negros pantalones rituales / rojos chales tenebrosos
recuerdos en señal de acogida como gin
como ninguna duda tengas se unan los reflejos
desde los cansancios hasta los aciertos para ser
una sola raíz una sola plegaria
que renaciera los olvidos arrasados, las lagunas,
y ya no te espere / ciertamente: ya no te espere

El bullicio de los piques abandonados, las calles
sin salida, el sanjón que corta y encierra
el viento de esas cumbres ni glaciadas
ni el tiempo sin eterno ni retorno

De las arenas últimas y primeras,
desde sus atormentadas castañuelas su voz
blanca y perfume / tersa y primitiva
su poco destemplada
la explosión de esos iris rítmicos
o en el relámpago de colchones humedecidos/ ojos bizcos
extraños ritos en el sofá
esa danza, esa danza, esa danza,
cuando ya no más risas ni racontos
renueva la promesa / húmedos en rezos
como pedazos de tiempo en congela
en lavas que no maúllan,
en el centro
del tiempo sus faldas en huidas
no pudieron ser, ni perpetuarse

El estruendo de olas ausentan, o caricias de usanza
hacia la espera hacia la pauta o pentagrama
o el retorno de la cordura o la definitiva huida de la sapiencia

Alejamiento de aceitunas y luz de morena
que sólo ella abriera y cerrara
como sugiriendo un destino un arcoíris trucho
como si en el mismo azar
su cansancio impusiese la deriva
su rosa aceituna a un tiempo de huida agotada
que sólo ella lianas y corduras como
pactos hambrientos: oquedades secas y cortadas
que sólo ella acogiera esa perplejidad de paso
y en sus simas / y en agostas de ahíta torpeza
secretos sedientos a su palabra deshecha y cauta
sus trenzas profundas
anhelos tenebrosos, surcos de palmeras
luces de gomeros, cansados, manos expertas
lengua de virgen ajada y conmovida

Pero ya no hay tiempo.
Ya no hay tiempo.
El tiempo agota.

Y termina la esperanza y comienza la espera:
y el presente diluye cuando cuaja el oprobio
y por lo demás, no es una opinión poco confiable,
el motto de alguien amar como demasiado impreciso
para destruir a Cartago.







           
               
                      

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