Pentecostés
13
Al salto de la mata
El Reencuentro
En esas noches de encierro y obligados,
en esas vísperas
de mañanas y de angustia,
cuando de golpe sabemos
tal vez ésa será
la noche / o ése el día / y recordamos:
– Tú, estabas a
su lado como inseguro –
como refrendando
lo prometido;
Tú y él,
esperando el incierto amanecer.
Él y tú, para
moverse a otro destino / menos cruento.
Vimos cómo se quebraba cada otro, / y si no vimos,
porque la luz ceguecía,
porque
ciertamente nadie sostiene nada, en esas tinieblas
probables,
supimos,
sentimos
absurdos y fríos, esas como de polvo / de cenizas,
aquello
laboriosamente urdido,
noche de sonidos
a noche de silencios, en cada amanecer
la niebla,
con cada
desconcierto la sombra,
había menos,
nada cierto
todo seguro / yéndose
al traste.
Nadie.
Salvo Tú y él.
Él, que te amó como al futuro, y de muchos otros
y modos que no vinieran al caso
de esa pesadilla. Tal vez,
como incierto dolor de muelas
o una despedida
que a medias flamea sus gotas
y
sonrisas-muecas.
Tú, que deberás
sobrevivirle, porque te vieron
las entrañas de
símbolos caducos esa tarde de hastaluegos
y renuncias.
Un presente de
certeza en el pasado.
Él, que por ti
supo su camino, y lo sospecho.
Tú, mi luz en
las noches de tinieblas, como él
decía cuando
arcaico,
como
sobredeterminado, por la alegría.
Ah, mi esperanza
de otros tiempos llevarás su sangre
y en tus
palabras, hasta el día que te silencien, única
profecía al que
te atreves. Como ratón
sabedor
de las bondades
de su camambert al margen de profecías
o renuncias.
La vida, como la tormenta,
o el fuego que
fecunda la pradera,
protege
renovales, palabras, desperdicios,
uno que otro
casual
los nuevos
necesarios horizontes
aún si tétricos.
Ah ,virgen
sagrada. Ah, cama desprovista.
La llama, saltando
sus barreras
renueva el
bosque, nuevas resinas,
viejas
llamaradas.
Crecerá alas al
ansia de tu templo.
Vuelos al borde
de la cólera.
O nos llega al
perno y no sigue.
No podrán
destruirte, porque la vida protege los misterios,
y tu arcano: mayor
que nuestra espera de certezas.
No podrán
destruirte:
Tu sangre lleva
ansias de pasado
cimientos de
modorras y destiempos,
y en tu vientre
de fucsia temblorosa se desdobla la vida
renovada.
Seguro.
Pero cuando ya
de aquí no seas, no recordarás
¿por qué
habrías de recordar? dijo
mas yo
conservaré la distancia de tus ojos.
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