lunes, 14 de noviembre de 2011

13 Al salto de la mata: El reencuentro

          
               









Pentecostés

13

Al salto de la mata

El Reencuentro



En esas noches de encierro                y obligados,
en esas vísperas de mañanas             y de angustia,
cuando de golpe sabemos
tal vez ésa será la noche / o ése el día / y recordamos:
– Tú, estabas a su lado como inseguro –
como refrendando lo prometido;
Tú y él, esperando el incierto amanecer.
Él y tú, para moverse a otro destino / menos cruento.

Vimos cómo se quebraba cada otro, / y si no vimos,
porque la luz ceguecía,
porque ciertamente nadie sostiene nada, en esas tinieblas
probables, supimos,
sentimos absurdos y fríos, esas como de polvo / de cenizas,
aquello laboriosamente urdido,
noche de sonidos a noche de silencios, en cada amanecer
la niebla,
con cada desconcierto la sombra,
había menos,
nada cierto
todo seguro / yéndose al traste.

Nadie.
Salvo Tú y él.

Él, que te amó como al futuro, y de muchos otros
y modos que no vinieran al caso
de esa pesadilla. Tal vez,
como incierto dolor de muelas
o una despedida que a medias flamea sus gotas
y sonrisas-muecas.

Tú, que deberás sobrevivirle, porque te vieron
las entrañas de símbolos caducos esa tarde de hastaluegos
y renuncias.

Un presente de certeza en el pasado.

Él, que por ti supo su camino, y lo sospecho.
Tú, mi luz en las noches de tinieblas, como él
decía cuando arcaico,
como sobredeterminado, por la alegría.

Ah, mi esperanza de otros tiempos llevarás su sangre
y en tus palabras, hasta el día que te silencien, única
profecía al que te atreves. Como ratón
sabedor
de las bondades de su camambert al margen de profecías
o renuncias.

La vida, como la tormenta,
o el fuego que fecunda la pradera,
protege renovales, palabras, desperdicios,
uno que otro casual
los nuevos necesarios horizontes
aún si tétricos.

Ah ,virgen sagrada. Ah, cama desprovista.
La llama, saltando sus barreras
renueva el bosque, nuevas resinas,
viejas llamaradas.

Crecerá alas al ansia de tu templo.
Vuelos al borde de la cólera.

O nos llega al perno y no sigue.

No podrán destruirte, porque la vida protege los misterios,
y tu arcano: mayor que nuestra espera de certezas.

No podrán destruirte:
Tu sangre lleva ansias de pasado
cimientos de modorras y destiempos,
y en tu vientre de fucsia temblorosa se desdobla la vida
renovada.
Seguro.

Pero cuando ya de aquí no seas, no recordarás
¿por qué habrías de recordar? dijo
mas yo conservaré la distancia de tus ojos.







                
                  

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