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Brumas
El Quid de la Cuestioncita: Asaz incierto
Tus dedos,
larvas del conocimiento,
o esos naipes
extraídos con la torre siempre al medio
cuerdos, cuando laboriosos
los teclados a tu influjo
esa figura de
cabeza donde danzan las sombras y
las llaves / in
explicable jadean y
la música:
pierden su
destreza las consignas.
Las tardes en
que te expiaba ese bullicio
de los recreos
y, cuando
dejabas ir al casino
el dominio de tu
extraña sonrisa,
a veces una
carrera. Hasta el día del encuentro
todo pareció
fortuito.
Tu pelo,
azabache si
teñido,
maqui cuando
retocado,
y aún donde
explicas algo que ya casi nadie perpetúa
estilando en Las
Perdices, completamente estremecido
el arrayán
sagrado, las hojas del entorno,
la certidumbre
que el espacio: no daba tregua.
La transparente
precisión de los silencios.
Producía el
mismo efecto que los exámenes.
Como los fulgores
o vetas de antracita.
Dos pasos que
adelantan. Otro que percibe.
Tiempo de
reforzar las certezas, los repasos,
esa biblioteca
llena de silencios cansados.
Tus ritos
esculpidos en la más cierta mirada
ausente y faldas
quietas.
En recuerdo de
pasadas edades.
Dos promesas de
parvas sorprendidas.
Dos volcanes
esperando por misterio.
3 arriba tocan,
9 abajo bailan.
El centro
nuclear de los encuentros
como fortuitos,
o a veces como
regresión o a veces como
sorprendido
vértigo, como distribución
no tan
normalita.
Las baldosas de
acecho, los peldaños
marcaban las distancias,
compromiso de
más repetidas devastaciones,
de un silencio
quieto, predestinado,
o la misma torpe
repitencia, si la certeza
huye tu camino
hacia la semana entrante.
Una crítica
roedora de ratones.
Tus piernas si
en la danza, cuando las presentaciones
de teatro,
o tus muslos
cuando tiritan,
tu oscuro
desacato representando delante,
concentrando
miradas,
como magnetos en
simulado descuido o
vida desplegada
como mirra,
como oro, como
incienso en la retórica del signo.
La sala de
conferencias llena,
los aplausos.
Miseria de ésta
y de la otra.
Tu cuerpo que
fue de incierto,
que fue tanta
duda, tanto Exorcismo primitivo,
tanto Rito que
una, como uva y besos,
como torturante
y torturada,
o patatas en
saco de patatas,
la certeza.
Bien. Bueno.
Te acompaño.
¿dónde dejaste
la citrola?
Pero habla. / Di
algo.
No me gusta
hacerlo si callada.
Necesitas que
te digan lo que sienten.
Habla huevón o
te dejo.
Coñó. Carajo.
habla
Ya, no jodas.
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