lunes, 14 de noviembre de 2011

15 Ella: Certezas muy inciertas

                
               







15

Ella

Certezas muy inciertas




He aquí

La cordura del valle ajado / o a destiempo /
longitudinales y torpezas prolongadas, / o el secreto
prometido y quebradasmisterios o altares
repetidos, donde acumulan ecos de penumbras y roces
prolongando el ansia
vestigio de carne consumada el contorno
cerros titubeantes
como otras cortinas
y llamando donde su encuentro o meridianos esparcidos:
se abre en muestra de mosqueta extempórea
que ansiáramos hasta quedar extasiados
para nunca más sus volcanes / o dormidos /
cubiertos de blancos recuerdos, blancos dominios
blancos dejos

a la espera de ese toque, de ese extrajeraendejo
el temblor del ansia menos conducente
donde todos nos amaneciésemos
minutos de orgasmo; y tal vez no compartiendo
sus ojos profundos, cual lagos extraviados
cielos o san juanes
humaredas y palotes
o centelleantes pololos verdes y miradas
prometieran saltos escuálidos encuentros subrepticios
en la profundidad secreta / en las abiertas y cerrazones
sus pozas espaciadas sus centros
acogedora su cabellera rala / sus lianas en chamusques
trenzadas en cerros y prolongaciones

esperanzas más verdes que promesas sus venas
como ríos ofuscados
al latido mismo de tu cierto destino azaroso
en secretas playas
remansan
naufragios, intentos o estrechos comienzo
pálpitos y exploras
tenebrosos sus golfos sus canales estériles
sus cumbres contenidas o sueños

cuando abruptos carbones y secretos desmoronan
la resultante del asalto a su encuentro
salares más largos
más concentrados
más temibles
esperas y permanencias

donde la salinidad correosa
cante
el rito de nuestra alerta
preparadas:
sus lagunas, codicias, desiertos explotando colores
al roce de aguas detenidas
al cansancio de arenas
pisadas
sus cerros en asalto de géiseres
truchos
desbocan incontenibles sobre su camino y sediento
sus alamedas sudorosas
sus ventisqueros de ansia por lunas
y bosques de espesas coyunturas
de prolongados tactos
de secretas exploraciones
donde juntos por una sola estación nos perdiésemos
y encontrásemos
y separados

islas sembradas o la nada

el goce más ardiente y regados

el placer más exasperante y huidizo

abiertas, el surco más compartido
de piernas y muslos y caderas como los más definitivos mares
o estrechos incumbentes en días glaciados en noches de fuegos
en eras de “pactos y consumaciones”.

          

          

              
        
                   

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