lunes, 14 de noviembre de 2011

4 Completamente despistado: La situación más probable







4

Completamente despistado

La situación más probable





Por ti conjura los vientos: esos
que a veces ni siquiera esparcen.
Allí donde la nada permanece y la certeza agota.
Sillines y cadenas entrenando para la vida.

El poderoso espacio negro: ¿existe si fuera blanco?
La existencia es la espina sagrada de la metafísica
y la metafísica el romadizo del idioma:
La corazonada vivificante o destinada al sacrificio:
¿El llamado del fuego? La raíz del agua.
Exorcismos de primera, sacramentales y
puros, o eterna madre, en las luces que refleja.
Un espejo. Un espejo.
El reflejo mostraría lo insensato.
Andar a la cola del propio hedor como rechazando la maravilla
/ del encuentro o implorando se ejecute el aroma de la muerte.
El viento de la tierra.

A renovar todos los huesos desterrados.
¿Dónde están? ¿Quién responde?
¿Por qué esa enorme marea de agujas?
Ah, si pudieran amar, si pudieran reunir, sin que lloren
los mártires esparcidos, los “el hasta ahora desencuentros”.
Esas franjas del oprobio:

Larga y angosta como inconsistencia, como recibiendo
un mandato de la zarza, así, en el más helado deseo
exterminar un color
reducirlo a ventajas sagradas en parcelas familiares
o cuentas secretas.
Encuentros casuales en el metro.
Conversaciones de terratenientes esclavistas ya tan pasados
de moda que aún nos incomodan: sus adivinanzas
y juegos de palabras:

¿Será cierto?
Porque si decimos:
Torbellino del oriente, del mar consumido,
su combate surte de cadenas, su paso, cuando resacas amarillas
o como rito en olvido / de la luz, y otras ventajas innecesarias,
o su condena busca dónde recostar,
tal vez por la soñolienta callejuela de Londres,
¿cerca de San Francisco?:
Se abren como cavernas:
Allí donde gritos de agonía o quejidos de placer
después que la merca, no como sagrado ofrecimiento
donde las gradas han desaparecido
ante esa luz tan fuerte que viene de las sombras:

Destino, ulula, quejido de la cumbre y
caminos como raudos o pesadillas de vuelo,
como humo rechazado hacia las piedras y los retablos
donde se empoza la avaricia o escurre el desánimo
o el rescoldo de una zarza los desvía para nuevas marejadas:

¿gozas?        las calles capitales, las abandonadas minas,
uniones        hasta en las miradas, las bóvedas más secretas,
o perturba    el democrático smog, las conciencias más vacías,
ni mesas      las armas, las reliquias, esas camas y más delirios
Porque el humo de la carne es más poderoso que el humo de lechugas

no prepara despedida nueva, despedida que trajera encuentros
como si ningún conjuro active los espejos
donde su odiada y él
¿sangre de futuro, ensambles insensatos?
o sucumba la visión, pudieran renovar el desajuste.
Pudieran arreglar un buen diluvio: aventar
los ángeles lascivos para siempre.

Pero + sencillo, y tal vez, se fueran a Cachaguas
donde lo imaginario hace real
y allí, entre polvos, sobre la arena renuente,
igual que en Renca, y otros deseos pulverizados,
o la Pellugüe de negras heredades.
Porque en todas partes pasa.
Aunque nadie conjure o pretenda.
La base de la vida, you know, la ceniza.
Ese sahumerio, el que nunca cesa
las formas a recomenzar en nuevas pieles, viejos andamios
la vida discurriendo sus imaginarios reales: sueños y desastres.
O los velos protejan las cabezas y esos espíritus en busca
de la carne reciban su merecido.

oh, brisas azules, del color de la ternura,
y del odio más interesado en ganancias,
carencias rojas, negras murallas blancuzcas
donde la imagen refleje la desdicha.
Donde ella, cautiva, urdida de tiempo,
retorne en la redonda nada que agota, la cordura cuadrada,
para cubrirse
un poncho de vicuñas rezaga y sostiene
como en actitud de encuentro,
como rosario del perfume de las rosas,
un colaless en la imagen que se rinde,
un puñal estricto,

desenlaces en la cascada de nieblas
oberturas a campo traviesa,
mantos de ovejas mapuches
USA camisetas
mojadas.

Corona un trarilonco castizo,
desnuda un corvo de soledad.
Va con falda sobre los yeanes.

Cubren sus alas de costumbre,
exactamente
como siempre ocurre
en noches de lágrimas y de tristezas / a la luz de la Luna.

O vayan tal vez a consumir hot dog y cola con tomate.

¿Quién sabe?
¿Quién responde?

¿Tres de queso?
No, prefiero vitaminas.

¿Cuidas tu figura?
ni tanto

Pero ya cansados de subterfugios.
Cansados de vagas miradas.
Secretas costumbres.





2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Hola Ana. Gracias por visita y comentario. Ánimo me das: que ando medio necesitado de él. Gracias de corazón.
      (Y debo confesarte que al final este texto terminó gustándome... pero lo que me desanima es que es muy lenteja el proceso de ajuste... y medio cansador...)
      Bueno, pero dejando eso de lado: Un abrazo cálido.

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